sábado, 20 de marzo de 2010

Spam y Freud, grandes amigos

Supongo que no soy el único al que a diario le llegan al e-mail un mínimo de diez mensajes con la promesa (¡oh, promesa!) de “pennis enlargement”. Y digo yo, ¿porque se empeñan tanto el alargarme el pene? ¿Qué saben ellos de mis partes pudendas que yo no sepa?

Pero a lo que iba, que si estas empresas me acosan es porque tienen un éxito de ventas de la leche. Si no, hace años que habrían cerrado, digo yo, y en cambio aparecen por todas partes, como las margaritas en los prados, pero en su versión porno. Lo que me mosquea en realidad es que ¿hay alguien que realmente haya picado con ellos? ¿Se trata acaso de una conspiración encubierta para socavar la confianza de los machos de la humanidad en sus capacidades viriles?.

Y no es que yo tenga complejos al respecto, ¿eh? Que tal y como declaran en las encuestas estoy en la media. Claro que la media de esas encuestas no la alcanza ni Nacho Vidal, pero eso es un detalle menor. Lo que importa en estos casos es la calidad, no la cantidad.

Total, si en el fondo lo importante es el interior, la persona y no el envoltorio… ¡y yo me lo creo!. ¡¡¡Aggg, tengo que llamar a una de esas empresas y hacer una consulta pero ya mismo!!!.

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