Continuando con nuestro Manual de Supervivencia, aquí van otras cuantas verdades absolutas sobre el mundo infantil:
Quinta Ley, o la de la hierba es siempre más verde al otro lado de la valla: no importa en qué acontecimiento: boda, cumpleaños, navidad, da lo mismo. ¡El menú de los niños siempre está más rico que el nuestro!.
Sexta Ley, o ley de la atracción: las prohibiciones actúan sobre los niños como los imanes sobre el hierro: pura atracción física. Decirle a un niño “no toques eso” es tan útil como ponerle un cártel avisando “adelante, rómpelo, es frágil, ve a por ello que no puede escapar”.
Corolario: si quieres librarte del horrible jarrón que la tía Gertrudis te regaló en la boda, ya sabes lo que tienes que hacer.
Séptima Ley, o la de los contrarios: jamás en toda la historia de la humanidad se ha comido un niño alegremente las acelgas o cualquier otro tipo de verdura, excepto si les dices que son entrañas de serpiente, o mocos de cocodrilo, o algo igualmente repugnante. Entonces, y sólo entonces, las acelgas pasan de ser algo “demasiado asqueroso hasta para probarlo” a ser lo más atractivo que han comido nunca y de lo que presumen con sus amigos.
Octava Ley, o del punto de saturación: ningún alimento está jamás demasiado dulce para un niño, siempre le cabe “otra cucharadita más de azúcar, papi” hasta que la infusión de manzanilla tiene más o menos la consistencia de la mermelada.
Continuará...
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