lunes, 15 de marzo de 2010

Manual de supervivencia para padres con hijos (I)

Como padre reciente de un retoño de tres añitos, he descubierto lo difícil que resulta sobrevivir a la paternidad. Y, científico que es uno, me he propuesto discernir las Leyes Básicas de la Supervivencia, que permitirán a los padres llegar a viejos incluso aunque tengan hijos:

Primera Ley, o del espacio-tiempo: cuando un retoño duerme contigo en la cama, no importa el tamaño de ésta, uno siempre acaba acurrucado en una minúscula esquinita y el retoño despatarrado ocupa todo el espacio restante.

Segunda Ley, o de la conservación de la energía: no importa cuánto lleves a los críos a correr al parque, o cuánto los agotes en la piscina, en la playa, o pegando botes en una cama elástica. Siempre, pero siempre, les quedan más energías. Es inútil tratar de agotarles (y menos si el objetivo es que se duerman. Entonces no es solo inútil es simplemente misión imposible).

Tercera ley, o de los divinos milagros milagrosos: no importa cómo sea de grave la herida cuando se caen, da igual si se ha abierto la cabeza o un simple dedito herido, para un niño que llora desconsolado porque se ha hecho daño, las tiritas lo curan todo.
Adendo: cuando la tirita no basta, y el trauma es horrorosamente tremebundo, un besito de mami es infalible (pero sólo de mami, papi no cuenta).

Cuarta ley, o de la relatividad del tiempo: da igual a que hora los despiertes, siempre quieren “cinco minutitos más”, salvo si es domingo, que entonces amanecen ellos antes que el propio sol.
Nota aclaratoria: los “cinco minutitos más” suelen ser prueba irrefutable de paternidad. O sea, que lo han sacado por herencia genética directa de su padre, ya que es lo que éste le balbucea incoherentemente a su madre cuando ella intenta levantarle el martes por la mañana, habitualmente cuando el retoño ha ejercido la Segunda Ley durante toda la tarde del lunes.

Continuará…

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