miércoles, 7 de abril de 2010

La Ley del Menor

Con motivo del último crimen cometidfo a una niña en Seseña por parte de una compañera de colegio, se ha reabierto de nuevo la solicitud de un endurecimiento de la Ley del Menor. Nos escandaliza como sociedad que un crimen tan horrible se pague con unos pocos años de reclusión y a la calle. Es comprensible.

Sin embargo, nadie pide más y mejores medios en los centros de menores, programas que aseguren la no reincidencia y la rehabilitación completa de estos chicos. O mejor aun, de un mejor y más exhaustivo servicio de Apoyo Social que pueda impedir que estos crímenes lleguen a cometerse, cortando el problema de raíz.

No, lo que queremos es venganza, no soluciones. La cárcel jamás ha estado en la mente de un asesino antes de cometer su crimen. Ninguno de ellos, hasta donde sabemos, ha estado sopesando si mataba o no en función de lo dura que fuese la pena después. Más bien son personas incontroladas, que se dejan llevar por el impulso del momento, poco reflexivas… ¿a este tipo de gente vamos a meterle miedo por endurecer la ley del menor?. Me temo que la solución deberá venir por otro lado.

El problema no es la ley del menor, ni que las penas sean suaves o severas. El problema es que los chavales viven la vida como si estuvieran en un videojuego, están totalmente desconectados de la realidad. No tienen ningún sentido de anticipación de las consecuencias de sus acciones, creen que todo es como en las películas, con "final feliz".

Y parece que nosotros también. ¿Qué esperábamos de unos niños que se han criado con la tele, con series violentas de policías corruptos, abogados que se saltan las normas, películas violentas donde el “héroe” es el que se carga a todos los que le estorban a su paso, y “él es la justicia”?.

Están acostumbrados a esperar de la vida lo que les hemos puesto delante:

  1. Tonterías románticas sin sentido, donde el gran amor de tu vida supera obstáculos inenarrables por ti (en vez de currarse la relación día a día),
  2. Videojuegos donde tienes “varias vidas”, y no pasa nada si te cargas a alguien, es un juego.
  3. Centros escolares donde sabemos que se agrede incluso físicamente a los profesores y no hacemos nada útil para remediarlo.

Parece que nosotros también creemos en Disney, que pensamos que estos chavales van a saber orientarse en la vida solitos, como las plantas se orientan al sol, incluso a pesar de este bombardeo continuo de informaciones en contra de una sociedad real. Y claro, a veces esto no es así, a veces el chaval “sale mal” y las cosas se tuercen. Como en Seseña. Y por desgracia, aprenden (ellos y nosotros) que la vida real casi nunca es como en las películas, y que los finales felices, hay que currárselos cada día.

Más educación y sentido común, y menos castigos. No nos vendría nada mal.

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