martes, 27 de abril de 2010

Cuentos de princesas

Desde que soy progenitor de una linda nena de casi 4 años, reflexiono mucho sobre la educación que quiero darle. Y le ha tocado el turno (está en la edad) de los cuentos de princesas (¡horror!).

La iluminación me llegó de golpe y sin avisar, un día que me encontraba yo leyendo Caperucita Roja a mi amado retoño a ver si se dormía de una puñetera vez, cuando me soltó medio dormida "papi, yo en carnaval quiero ir disfrazada de lobo malo".

La cosa no sería sorprendente (olé mi niña que quiere ser el lobo fuerte, y no la víctima indefensa), si no fuera porque anteriormente había reclamado ir disfrazada de soldado romano a la fiesta de navidad del cole (en vez de querer ir de virgen, como sus tiernas amiguitas). Y a mi ingenua pregunta de "¿y eso de romano, porqué?" me soltó un "para llevar espada y darle miedo a todos".

Y puesto que en halloween se había negado en redondo a vestirse de redonda calabacita, insistiendo en ir "de bruja magrastra mala", me hizo pensar: ¿estaré criando al nuevo anticristo o algo asi?.

Total, que empezamos con los cuentos de princesas, sólo para ver qué pasaba. Y claro, la nena alucina con la cenicienta, blancanieves, y la bella durmiente. Sólo quiere ir de rosa, todo lo rosa le gusta, sólo quiere comer puré rosa y ponerse coletas y lazos , evidentemente de color rosa, "como las princesas". Que no se que es peor, si criar al anticristo o a la Barbi-rosa-chicle, hace hasta daño a la vista, la criaturita.

Y como cumple años este próximo mes, he empezado a indagar sutilmente a ver qué le gustaría de regalo. Su respuesta: una espada muy larga para matar a todos. ¡¡Y que sea rosa!!.

Total, me he resignado: será la barbi-terminator.

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