viernes, 16 de abril de 2010

La iglesia católica, que verguenza

Que la iglesia católica tenga la desverguenza de haber degenerado en lo que es hoy en día debería ser ya delito suficiente. Jerárquica, politizada, anclada en el pasado, claramente al margen de los problemas reales de la sociedad... lo tiene todo vamos.

Siempre me han hecho gracia sus razonamientos peregrinos: como a jesús lo siguieron doce hombres que abandonaron familias y demás, la iglesia debe estar formada por hombres sin familia, es decir, que no pueden casarse. Curiosa forma de pensar. Por esa regla de tres, como Jesús iba en tunica y sandalias, los curas deberían tener prohibido llevar botas o pantalones, ¿no?.

El voto de pobreza en general ni lo menciono: no existe. Mientras haya niños que mueran de hambre y los tesoros del vaticano no se vendan para paliar su situación, no se puede hablar de voto de probreza. Ni mientras los sacerdotes de barrio vivan en casas cómodas y confortables mientras a las familias pobres de su barrio cargadas de hijos les insisten en que "hay que estar abiertos a la vida", y traer al mundo los hijos que dios quiera, prohibiéndoles acceder a medios de control de la natalidad.

Mientras los curas no esten casados, mientras no tengan que hacer frente a un trabajo, una hipoteca, criar hijos, lidiar con la convivencia en pareja, y en definitiva, vivir en el mundo de hoy ¿como pueden tener la desfachatez de decirme, a mi o a cualquiera, como debemos vivir nuestras vidas? Es muy cómodo ver los toros desde la barrera, señores curas, pero a ver si pringan como los demás antes de decirnos como debemos vivir.

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